Reseña: Juntos, de Ally Condie

Título: Juntos
Autor: Ally Condie
Lugar de publicación: Barcelona
Editorial: Montena
Año: 2011
Páginas: 347


Saboreando el comienzo:

"Ahora que he descubierto la forma de volar, ¿en qué dirección debería adentrarme en la noche? Mis alas no son blancas ni plumosas; son de seda verde; vibran al viento y se ondulan cuando me muevo, primero en círculo, después en línea recta y, por último, en una trayectoria de mi invención. La negrura que queda atrás no me preocupa, ni tampoco las estrellas que me aguardan."

Mi opinión:

Cuando compré esta novela, sabia que tendría algo especial, pero no pude dejar de compararla con Delirium, del mismo tema aunque en esa lo que tratan es de erradicar los sentimientos, directamente, borrándolos. Aquí en cambio, no los borran pero la Sociedad (o gobierno) lo lleva todo tan a rajatabla que la gente no osa romper las normas. Directamente hace todo lo que le ordenan, por miedo a perder lo que creen tener o lo que ya conocen, por miedo a lo desconocido. 

Cassia, una chica de 17 años, está a punto de celebrar el banquete donde la van a emparejar con el chico que la Sociedad ha elegido para ella. Todo en este mundo es elegido por ellos, sin dejar nada a la libre elección de las personas, ni siquiera cuando son adultos. Escogen a su mejor amigo, cosa rara porque poca gente conoce de antemano a quién van a elegir como pareja, suele ser de otros sitios diferentes del que uno vive. No obstante, algo sucede durante el emparejamiento con los ordenadores: por una fracción de segundo, otra cara aparece además de la de su amigo. Y lo peor de todo, también le conoce. Pero la Sociedad no quiere que esto salga a la luz, sería como mostrar al mundo que puede haber fallos, así que le hacen creer que no pasará nada y que ella seguirá con su amigo como si nada, juntos como pareja. En un principio a ella esta idea le encanta, pues no quiere estar con alguien extraño y se felicita a sí misma por tener la suerte de estar con alguien tan cercano como Xander, su mejor amigo. Pero más adelante, veremos como esto sufre algunos cambios, sutiles al principio, y muy claros depués.

El abuelo de Cassia está a punto de morir, a los 80 años, que es cuando la Sociedad ha elegido que las personas mueran, para poder controlar todo, incluso la muerte. Así que cuando van a despedir a su abuelo, este le da algo a Cassia metido dentro de una polvera. Ese algo despertará en ella poco a poco los deseos de salir de este encierro y darse cuenta de que esta manera de vivir no es la correcta, sino que ha sido impuesta por otros. 

Hay un poema que hace reaccionar a Cassia, un poema que la conduce a la lucha:

"No entres dócil en esa buena noche,

que al final del día debería la vejez arder y delirar;

enfurécete, enfurécete por la muerte de la luz."

¿Le incita esto a luchar contra el sistema? ¿Porqué su abuelo le ha entregado algo tan peligroso hoy día, como unas palabras de un poema prohibido?

En esta historia, hay 3 pastillas que todos deben llevar siempre consigo, aunque no entienden para qué sirven todas, pero ellos lo hacen sin dudar cada vez que la Sociedad se lo manda: una pastilla verde, generalmente para calmarlos; una pastilla azul y una pastilla roja, que no saben para qué sirve. Hay un texto sobre esto que me ha gustado mucho porque nos introduce en el amor hacia la literatura:

"Pastilla verde. Espacio verde. Verde muchacha. Ojos verdes."

"Tomatelas en vez de la pastilla" me dice. Y yo lo hago. Arranco  los pétalos uno a uno. Para mi sorpresa, todos llevan una palabra escrita, una palabra de uno de los poemas. No están en orden y eso me desconcierta, pero me los meto en la boca y paladeo su sabor. Saben amargos, como imagino que sabría la pastilla verde. Pero sé que el abuelo tiene razón; debo guardar las palabras dentro de mí si quiero quedarme con ellas."

En ese párrafo nos habla de como en ese lugar, deben memorizar las cosas si no las quieren olvidar, ya que sólo hay 100 poemas permitidos por la Sociedad, y los que no lo son están prohibidos y no pueden encontrarte con ellos porque sería una infracción grave. Podríais tener muchos problemas tú y tu família.

Así que tenemos una Sociedad que lo comprueba todo: establece cuando mueres (80 años), incluso lo que tiras a la basura, por si ha quedado algo que no deberías haber tenido. Si cometes alguna infracción se presentan en tu casa en seguida, para cachearte y sacarte de ahí para siempre. Reparten la comida a domicilio a cada familia, con los nutrientes que ellos dicen que necesitas. 

En la página 119 leemos: 


 "Ojalá supiéramos escribir en vez de solo mecanografiar. Entonces podría volver a escribirlas algún día. Entonces quizá podría tenerlas cuando fuera mayor."

"Recuerdo muchas de las palabras, pero no todas, y las quiero todas. Hasta la última. ¿Hay algún modo de que pueda echarles un último vistazo antes de destruir el papel?¿Hay algún modo de conseguir que las palabras perduren?"

Ni siquiera les permiten escribir a mano, pues eso sería "crear" algo. Y no les dejan inventar pues eso sería muy peligroso. Sólo pueden teclear, y sólo cosas que ya conocen. Sólo pueden escuchar la música que ellos han seleccionado previamente, las Cien Canciones permitidas, ni una más. Está prohibido incluso correr por la calle. Para eso tienen unas máquinas que controlan el ejercicio que hacen, cuentan las pulsaciones, etc. 

"Mi madre siempre lamenta el derroche, porque la hojarasca puede servir de abono, igual que mi padre lamenta el desperdicio de papel que podría reciclarse cuando tiene que incinerar una biblioteca. Pero, según los altos funcionarios, hay cosas que no merece la pena conservar. A veces, es más rápido y eficaz destruirlas."

Aunque Cassia todavía no se ha rebelado contra este Sistema tan manipulador, poco a poco se va sintiendo diferente, ve que algo no cuadra:

"Si hubiera guardado los poemas del abuelo, el flujo me arrastraría mar adentro y no habría vuelta atrás. He hecho lo que debía; he hecho lo correcto. Pero es como si la lluvia  también cayera sobre mí, llevándose mi alivio y dejando solo arrepentimiento: los poemas ya no están y no podré recuperarlos jamás."

Poco después Cassia elige las excursiones, algunas pocas cosas de las que pueden elegir entre las que les ofrecen para su tiempo libre, que, por supuesto, también está revisado por los "funcionarios", los encargados de mantener el orden en todo lo que hacen. En ellas se encuentra cada día con Ky, ese chico que salió en su día del emparejamiento cuando miraba su ficha en su casa. Entre ambos surgirá algo más que simple amistad. Pero ella conoce lo que Ky es, un aberrante, alguien que está castigado a no tener pareja jamás, debido a algo que hizo su padre, una infracción que cometió. 

"Esto es bueno, pienso. Quizá me asignen una buena profesión si logro impresionar a los funcionarios. Todo vuelve a ir bien. No pensaré en el abuelo, la muestra de tejido extraviada o los poemas quemados, ni en mi padre y los funcionarios que lo cachearon. Ni en que Ky no tendrá nunca pareja ni trabajará en ningún lugar a parte de una planta de reciclaje de envases alimentarios. No pensaré en nada de eso. Es hora de que deje la mente en blanco y clasifique."

Pero ella no puede evitar pensar continuamente en Ky y en lo que está empezando a sentir por él día tras día:

"Y pensar en la excursión me hace pensar en Ky. Otra vez. ¿Don estará? Mientras Xander y yo plantamos flores y charlamos, me lo imagino trabajando cuando el resto de nosotros jugamos, o escuchando música ambiental en un auditorio semivacío. Lo imagino caminando entre el gentío del centro recreativo y jugando una partida que probablemente perderá. Lo imagino sentado en el cine viendo una proyección, con lágrimas en los ojos."

Pero las dudas siguen en la mente de Cassia, ¿rebelarse contra eso o no?:

"El abuelo ya no está. Ni tampoco el poema de Thomas. He hecho bien en destruirlo. ¿Qué creía el abuelo que haría con él? Mi familia no se rebela. Él no lo hizo, aparte del acto sin importancia de conservar el poema. Y no hay ningún motivo para rebelarse, con todo lo que la Sociedad nos ofrece. Una buena vida. La posibilidad de ser inmortales. Una posibilidad que solamente podemos arruinar nosotros. "

Su manera de aceptar la realidad que le han impuesto, de quedarse sin hacer nada, se manifiesta en estas palabras de manera contundente por un momento, y podemos ver su conformismo con claridad:

"Intento no pensar en muchas otras cosas: el recuerdo del beso de Xander, lo que ha hecho mi padre, la curiosidad por Ky, la preocupación por Em en el auditorio, confusión con respecto a mí, con respecto a qué estoy destinada a ser y a quién estoy destinada a amar. Me desprendo de todo como si fuera una niña con un puñado de globos en su primer día de escuela. Los globos se alejan flotando, brillantes, danzando en la brisa, pero yo no miro arriba ni intento recuperarlos. Solo cuando no me aferro a nada puedo ser la mejor, solo entonces puedo ser lo que esperan que sea."

Hay dos vidas que Cassia debe tener en cuenta: la que han preparado para ella y la que podría vivir si ella quisiera romper con esa Sociedad, con esas leyes impuestas:

"Dos vidas. El error de mi microficha, no he sabido qué vida mía es la verdadera. Incluso después de que la funcionaria me tranquilizara ese día en el espacio verde, creo que una parte de mí no se ha sentido en paz. Es como si  hubiera visto por primera vez que la vida puede bifurcarse, tomar direcciones distintas."

La Sociedad permite que cada persona pueda tener una reliquia de su pasado, pero tan sólo una. Ky tiene la suya, y Cassia la suya, el regalo del abuelo. Pero en un momento dado, Ky le confiará su reliquia, una brújula, a Cassia. Eso creo que es el simbolismo que resume todo este primer libro, donde veremos a Cassia dudar una y otra vez sobre qué camino tomar. No obstante, la Sociedad, empieza a ver peligroso el poseer una reliquia, ya que eso podría diferenciar a unas personas de otras, y de nuevo también prohibe tenerlas.

"...abro la cajita y observo la flecha giratoria. Se detiene en un punto, pero yo continúo girando, preguntándome hacia dónde ir."

  

Hacia la mitad del libro vemos ya un cambio significativo en la mente de Cassia: 

"Siento repugnancia cuando pienso en cómo subimos nuestras insignificantes colinas cuando los funcionarios dan la orden. En cómo les entregamos nuestros objetos más preciados sin rechistar. En cómo no luchamos jamás."

Empieza a tener ganas de luchar contra ese sistema que la agobia y le impide ser ella misma, sentir, vivir a su manera, amar a quién ella quiere. Y es aquí cuando empiezan los problemas, y cuando el sistema empieza a quitarle todo lo que ella ama, poco a poco. 

Confio en que se saldrá con la suya y podrá conservar lo que ama. ¿Que pensáis vosotros? ¿Vale la pena luchar por lo que uno quiere aún a pesar de ir contracorriente? ¿Lucharías por tu amor o por proteger a tu familia haciendo lo correcto?  Difícil decisión. Pero al menos, sería tuya.

 

Puntuación:




 





Trailer del libro:






 


Portadas:

Portada del segundo libro:

 
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