Reseña: De acero, Silvia Avallone

"Yo no quiero ser una frustrada -prosiguió-.Sonia, Jessica, hasta mi hermano también...Trabajan todo el día, se ponen ciegos el fin de semana. Después se casan, tienen un niño, y al final se mueren. ¿Qué ha ocurrido?Nada. Nadie se ha dado cuenta de que estaban ahí."

Título:  De acero
Autor: Silvia Avallone
Lugar de publicación: Madrid
Editorial: Santillana
Año: 2011
Páginas: 363

 




Personajes: Anna, Francesca, Mattia, Alexio, Enrico, Sara, Rosa, Lisa
Temática: realisto extremo, violencia, sexo, suburbios urbanos, drogas, alcohol, maltrato físico y verbal, amistad, amor
Localización espacio-temporal: Via Stalingrado (Milán, Roma), año 2001

Resumen mío:

Anna y Francesca son dos amigas que viven en Milán, al lado del mar, en un barrio obrero rodeado de fábricas. Ambas quieren salir de su situación, ambas son maltratadas, y ambas se enamoran. Pero eso lejos de unirlas, las va a separar. Francesca está enamorada de Anna, pero Anna ama a Mattia, un chico nuevo, amigo de su hermano que acaba de llegar. Los padres de ambas son de lo peor: uno es un mirón que no para de tener los ojos sobre su hija y de gritarle todo el tiempo, el otro directamente la maltrata a golpes. Rosa, la madre de Francesa, no es capaz de ir a la policía para proteger a su hija, que es lo que más desea hacer. Pero para tener valor, no hay nada como la cruda realidad, y un día decide hablar con Sandra, la madre de Anna, y le explica cómo es y lo que hace su marido. Ellas dos también están en situaciones parecidas a sus hijas, sin poder salir de ese lugar por falta de trabajo. Ambas quieren separarse, pero no encuentran el momento adecuado  y el valor para hacerlo.

Mi opinión:

Al empezar este libro hay sentimientos encontrados: por un lado el tipo de lenguaje tan "descriptivo" que en cierta manera agobia, parece que estás viendo las notícias..pero por otro lado, sabes que hay algo importante que te quiere decir, algo que te transmite y que te hace pensar, como cualquier realidad por dura que sea lo hace.

En fin, un libro que está lleno de violencia, sexo, drogas, alcohol, maltrato físico, pederastia, prostíbulos...todos los temas que podemos encontrar cualquier noche y en cualquier lugar del mundo, no muy agradable por otra parte. Pero al leerlo somos conscientes de que hay algo más profundo que puede apagar todo esto e intentar salir de ello: la amistad. 

"Eso es precisamente lo que quieren. El jueguecito del lunes por la mañana a las diez y media. Y las voces sobre lo que hacen corren  por los pasillos, las escaleras, los ascensores."

Anna y Francesca son muy diferentes entre sí, Anna es la lanzada, la que se va con cualquier chico en seguida, y Francesca es la tímida, pero le sigue a donde quiera que va. Las dos empiezan a descubrir sus cuerpos de nuevo, a ver los cambios que se desarrollan a los 13 años. Quizá el hecho de que sean tan jóvenes es uno de los temas controvertidos al aparecer en un libro de adultos: lo han comparado al libro de Lolita, de Nabokov. Yo creo que es algo más cutre que eso, sería la parte mala de esa otra novela, el lado oscuro por llamarlo de alguna manera.

"Los chillidos de los niños, las balas de las pistolas de aire comprimido que desportillaban las paredes. Y los porrazos sordos de las cosas, los porrazos de las manos. Había un hombre que le estaba vociferando a su mujer. ¡Hija de la gran puta!"

El ambiente en esa zona de Milán se refleja muy bien, en todo el libro, lleno de descripciones explícitas en cualquier tema:

"Un estruendo de sintonías de telediarios desde todos los televisores, desde todas las ventanas abiertas de los miles de pisos de Via Stalingrado. Le gustaba un montón esa sintonía,  hacía que se sintiera adulta, parte de algo más grande. Roma, Milán: esa Italia que ella, aunque viviera allí, nunca había visto."

Otro tema que sale es el caso de los embarazos no deseados, en chicas de 16 años, abandonadas por sus novios amigos con derecho a roce:

"Vio pasar a Emma con un tripón: se había casado  a toda prisa a los dieciséis años con Mario, que tenía dieciocho. Aquél día la gente de los portales, todos juntos, celebraron una gran fiesta con patatas fritas, Coca-Cola y confeti, algo parecido a cuando había un cumpleaños en el colegio."

 También la clase social baja y la droga la vamos a encontrar en la novela:

"Anna había nacido allí, pero se daba cuenta de que los papelotes, las colillas y a veces las jeringuillas en el suelo eran una mala señal. Que junto a los pilares orinaban todos: perros, niños y drogatas. Había un hedor que obligaba a taparse la nariz. Que un hombre que se inyecta una dosis de heroína en el brazo o en el cuello delante de los niños no era un bonito espectáculo. Pero escupir contra esas cosas era como escupir contra sí misma. Y ella con ciertos drogatas del edificio a veces se entretenía en hablar."

"Tenía una sonrisa llena de ternura en ese momento. Aspiró con prepotencia por la nariz y pensó que allá, en medio del puntear luminoso de las farolas, había una criaturita que dependía de él. Un pequeño ser llorón a quién podría enseñar a ponerse en pie, a andar y más tarde a quemar las gomas con el ciclomotor."

A pesar de este ambiente tan cotidiano, y por suerte, también encontramos algún enamoramiento adolescente:

"Lentamente, iba percatándose de lo guapo que era aquel chico. Y fuerte y adulto, y seguro de sí mismo. El rostro moreno, con la mandíbula cuadrada y los pómulos altos, parecía esculpido en el mármol. Tenía un no sé qué de prepotencia en los ojos. Y un no sé qué de tentador en los labios levemente femeninos. Sus manos nudosas y grandes no gesticulaban como las de los chicos cuando se ponen nerviosos. Debía ser de un metro noventa de altura. Unos hombros como si hubiera transportado el planeta entero durante varios días."

Francesca sentirá muchos celos de Mattia y Anna, ya que ella también está enamorada de su mejor amiga. Esto se empieza a ver hacia la mitad del libro. 

"Se acercó, procurando que no la vieran, confundiéndose con la multitud. Llegó a dos pasos de ellos. Y lo vio todo: a Anna saltar la barandilla, quitarse los patines de los pies, entrar en los brazos de aquel hombre. 

Dejó de sentir las piernas, los brazos, el corazón. Sólo el estómago había empezado a retorcerse, como si hubiera sido aspirado y bombeado después y otra vez puesto en marcha en un vuelo vertiginoso."

Al principio de la lectura os costará un poco seguir, al menos a mí me ha pasado:  hasta las 80-90 primeras páginas, todo es algo...cutre, un lenguaje barriobajero, incluso llega a cansar. Pero hacia la mitad del libro empezamos ya a ver más cosas de las chicas, la amistad, el amor y los cambios que van teniendo, así que la cosa mejora. Eso sí, tened paciencia  hasta la mitad, porque si lo cerráis antes no disfrutaréis de lo más bonito del libro.

Y para finalizar,  la parte que me ha mantenido enganchada al libro y ha hecho que no sea capaz de despegarme de sus páginas. La parte quizá más interesante de la historia, y por la que os recomiendo el libro, aún a pesar de ser tan realista...y con un lenguaje poco "elegante". Pero eso sí, no recomiendo que os gastéis el dinero en él, si podéis, pedirlo prestado o de la biblioteca, para que podáis evaluar si os merece la pena comprarlo, no sea que no os guste la manera de escribir tan directa.

"El sol irradiaba sus rayos a través de la ciudad que trabaja, los miles de cristales que ocultan a personas encorvadas sobre pupitres, sobre escritorios repletos de papeles, haciendo cálculos, garabeando con sus bolígrafos, las dos mil personas que producen los blooms, las barras, los tochos, y que al hacer todo ello deben estar muy atentas para no caerse, para  no distraerse, para no arder bajo la fundición continua de los metales. 

Cristal, hierro y cemento. 2001. Aquél día era el 10 de septiembre."

Puntuación:




 

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